sábado, 2 de febrero de 2019

Pensamiento visual: "Doña Truhana" en El Conde Lucanor de don Juan Manuel



Esta semana hemos trabajado con "Doña Truhana", una historia muy parecida al popular cuento de la lechera, que don Juan Manuel incluyó en su obra El Conde Lucanor. Os dejamos los resúmenes visuales de nuestros alumnos y el texto que han leído.


















Cuento VII: Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana.
Otra vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera:
-Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de
conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la ayuda de Dios
pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y provecho, pues los beneficios se
ligan unos con otros, de tal forma que al final serán muy grandes.
Y entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde:
-Señor Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las realidades y
desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele
ocurrir lo que a doña Truhana.
El conde le preguntó lo que le había pasado a ésta.
-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era
más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en
la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que,
con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían
gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas,
y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más
rica que ninguna de sus vecinas.
»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.
»Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo,
riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil
pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo,
empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido todas
las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque
puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba
y deseaba tanto.
»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.
Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la
historia y, así, le fue muy bien.
Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso
estos versos:

En realidades ciertas os podéis confiar,
mas de las fantasías os debéis alejar.


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