lunes, 3 de abril de 2017

Ganadores y finalistas de nuestro concurso de microrrelatos

A continuación podéis deleitaros con los textos ganadores y finalistas del concurso de Microrrelatos de este año:


CATEGORÍA 1º Y 2º ESO



FINALISTAS


Todas las noches, mientras los demás dormían se la podía ver corriendo descalza por los caminos del pueblo que llevaban al gran parque donde la esperaba su único y mejor amigo: el monstruo del lago.
Sin embargo, durante el día, cada vez que escuchaba los rumores de que alguien había visto al terrible monstruo, no podía evitar voltear los ojos y exclamar que esas leyendas no eran más que chorradas.


Esperanza Mateos


Mira que he recorrido mundo, pero nunca he visto una escultura como tu cuerpo.

Manuel Salgado 1º ESO B



Una tarde, un adolescente fue a comprar un libro. Cuando llegó a la librería decidió preguntar a la dependienta qué libro le recomendaba. Ella le sonrió. Comenzó una efímera conversación. Pronto descubriría que era muda.

Guillermo de Portugal 2ºESO D



Juan intentó saltar aquella cuerda como todos sus compañeros hacía, pero él se cayó y todos los demás empezaron a reírse. Entonces recordó todas las charlas con su madre sobre que ser diferente era mejor, que ser como los demás era aburrido, pero, por mucho que se lo dijese, él no podía evitar querer ser como los otros niños.

Nerea Conde 1º ESO A


Había una vez un caballero que se llamaba Marco y este quería correr aventuras. Oyó una historia sobre que, en un castillo, vivía un dragón con un huevo de oro. Marco se fue por el camino y se encontró con un castillo. Entró y se encontró con el dragón. Él no se lo creía. En una sala que estaba junto al dragón se encontraba el huevo, pero, para conseguirlo, tenía que matarlo. Cogió la espada y se pusieron a luchar. Después de un rato lo consiguió matar. Recogió el huevo y se hizo una buena tortilla de oro.

CATEGORÍA 3º Y 4º ESO

GANADORA


“Piedra, papel o tijera”, rezaba aquel método mediante el cual lo sorteábamos todo.

“Piedra, papel o tijera”, decía yo. Pero tú sacabas “cigarrillo”.

Yo te replicaba diciendo que eso no existía. Y tú me rebatías, contestándome que sí que lo había y que tú ganabas, porque el fuego todo lo quemaba.

“Piedra, papel, tijera o cigarrillo”, decía yo. Pero tú sacabas “cenicero” mientras yo sacaba “cigarrillo”. Y yo te replicaba de nuevo diciendo que eso no existía. Y tú me rebatías, contestándome que sí que lo había y que tú ganabas, que al cenicero nada lo ganaba.

Y así pasaron los años, conmigo hundiéndome cada vez que tú me vencías.

Y así pasó mi vda, conmigo cayendo cada vez que tú me ganabas.

Así pasó mi vida, conmigo en el suelo, mientras tú me cortabas las alas.

Y así llegó la muerte, a la que, cansada, recibí con ganas.

Y así llegó la muerte que, para mí, era solo otro “game over”

Solo que, esta vez, el perder no me importaba.


Alicia Ping Palazuelos 3º ESO B


FINALISTAS


Y ahí estaba yo, descansando sobre el escritorio. Después de todo, tanta tranquilidad se me hace extraña. Después de tantos viajes intentando reflejar la perfección de aquellos sitios y tantas partes de mí arranadas por no conseguirlo, después de la decepción de quien me admiraba por no poder ser como él quería. Arrugado, por aquellas noches de lluvia en las que le venía la inspiración en aquel banco en medio de la plaza, porque todo es más bonito bajo la luz de la luna. Todavía siguen en mí las manchas de café que le mantenían despierto en las madrugadas.
Tantos momentos juntos para que, ahora que me he acabado, me dejes tirado:
EL CUADERNO DE UN ARTISTA.

Salma El Allouchi 3º ESO B


Yo llegaba a casa de currar. Cansado. Harto. No era lo que más me gustaba hacer pero nos daba para vivir. Me metí en el baño, me lavé la cara y fui al salón. Te vi. Me miraste y sonreíste, abriendo los brazos. Como cada día. Cada noche. Suplicaste mis dedos. Te los di como si nunca hubieran sido míos. Ellos te hacían sonar. Reías. A veces llorabas y gemías. Otras roncabas y me gritabas, llena de ira y de pasión. No parabas hasta que me sangraban cada una de las yemas de los dedos de mi mano izquierda. Y yo no te dejaba parar hasta que ocurría.
Eso era mi hogar.
Pero no fue fácil llegar a ese punto contigo. Al principio me sentaba a tu lado a observarte. Pero no te observaba, Intenté olerte. Pero no podía. Hasta que un día probé a escucharte. Y por error descubrí que podía controlarte. Así empecé a tocarte.
Y así me acogiste, me diste cobijo.
Me regalaste la voz que no yo tenía.
Me enseñaste a hablar
Así empecé a sentir.

Manuel González 4º ESO B



Debajo de la cama hay un niño…dijo el monstruo



Sara Senso 4º ESO A



¿Ahora qué hago? Me pregunté. Todo el público observaba y esperaba ansiosamente algún movimiento. Se apagaron las luces y se creó la tensión. El ligero murmullo de un grupo de jóvenes cesó. No debería haber pasado esto, fue un error de cálculo haberme terminado las palomitas, pero por fin, tras largos instantes, empezó la película.

Sara Rodríguez 4º ESO A




Efectivamente, Caperucita era una niña. No hay lobo, sino hombre. No hay bosque, hay ciudad. Con esto tenemos que un hombre se come a una niña en algún punto de la ciudad. Pero esto no es así. Sigamos traduciendo a la realidad. No se la come, sino que le roba algo. Le roba sus derechos, su dignidad. En el cuento Caperucita se salva y el lobo lo paga. Pero esto no es un cuento, sino una realidad. La niña la paga y el hombre se salva.

Miriam Eghianruwa 4º ESO A




Vaffanculo

Se había encerrado en el baño. Oía golpes en la puerta. Probablemente ya se hubieran percatado de que estaba allí y quisieran echarle el guante. Se preguntó si valía la pena hacerlo, Posiblemente sí: esa cifra era exagerada. Ya no había vuelta atrás, así que se dispuso a intentarlo. Se apoyó en el radiador y se elevó. Pasó un brazo primero y después la cabeza,. Comenzó a oír un fuerte forcejeo en la puerta, así que se apuró. El marco de la ventana era un tanto estrecho, pero su abdomen consiguió pasar sin muchos problemas. Solo quedaban las piernas. Hizo un último esfuerzo y consiguió salir del baño justo en el momento en que el gerente abría la puerta. Escuchó gritos en italiano mientras huía por el callejón trasero del restaurante. No era la primera vez que se largaba sin pagar. De todas formas, la cita no valía la pena.

Marius Circau 4º ESO A


CATEGORÍA 1º Y 2º DE BACHILLERATO

GANADORES




Cuando miré la ventana vi algo que me sorprendió. Era demasiado incierto, me desconcertaba, me asustaba. Maldita ventana aquella que me mostró mi propio reflejo.


Jorge Bolaños 1º Bachillerato 



Y me fallaste, o follaste, ya no lo recuerdo. Las cosas malas se olvidan rápido.

Andrea Partida 1º Bachillerato A