A continuación podéis deleitaros con los textos ganadores y finalistas del concurso de Microrrelatos de este año:
CATEGORÍA 1º Y 2º ESO
FINALISTAS
Todas las noches, mientras los
demás dormían se la podía ver corriendo descalza por los caminos del pueblo que
llevaban al gran parque donde la esperaba su único y mejor amigo: el monstruo
del lago.
Sin embargo, durante el día, cada
vez que escuchaba los rumores de que alguien había visto al terrible monstruo,
no podía evitar voltear los ojos y exclamar que esas leyendas no eran más que
chorradas.
Esperanza Mateos
Mira que he recorrido mundo, pero
nunca he visto una escultura como tu cuerpo.
Manuel Salgado 1º ESO B
Una tarde, un adolescente fue a
comprar un libro. Cuando llegó a la librería decidió preguntar a la dependienta
qué libro le recomendaba. Ella le sonrió. Comenzó una efímera conversación.
Pronto descubriría que era muda.
Guillermo de Portugal
2ºESO D
Juan intentó saltar aquella
cuerda como todos sus compañeros hacía, pero él se cayó y todos los demás
empezaron a reírse. Entonces recordó todas las charlas con su madre sobre que
ser diferente era mejor, que ser como los demás era aburrido, pero, por mucho
que se lo dijese, él no podía evitar querer ser como los otros niños.
Nerea Conde 1º ESO A
Había una vez un caballero que se
llamaba Marco y este quería correr aventuras. Oyó una historia sobre que, en un
castillo, vivía un dragón con un huevo de oro. Marco se fue por el camino y se
encontró con un castillo. Entró y se encontró con el dragón. Él no se lo creía.
En una sala que estaba junto al dragón se encontraba el huevo, pero, para
conseguirlo, tenía que matarlo. Cogió la espada y se pusieron a luchar. Después
de un rato lo consiguió matar. Recogió el huevo y se hizo una buena tortilla de
oro.
CATEGORÍA 3º Y 4º ESO
GANADORA
“Piedra, papel o tijera”, rezaba
aquel método mediante el cual lo sorteábamos todo.
“Piedra, papel o tijera”, decía
yo. Pero tú sacabas “cigarrillo”.
Yo te replicaba diciendo que eso
no existía. Y tú me rebatías, contestándome que sí que lo había y que tú
ganabas, porque el fuego todo lo quemaba.
“Piedra, papel, tijera o
cigarrillo”, decía yo. Pero tú sacabas “cenicero” mientras yo sacaba
“cigarrillo”. Y yo te replicaba de nuevo diciendo que eso no existía. Y tú me
rebatías, contestándome que sí que lo había y que tú ganabas, que al cenicero
nada lo ganaba.
Y así pasaron los años, conmigo
hundiéndome cada vez que tú me vencías.
Y así pasó mi vda, conmigo
cayendo cada vez que tú me ganabas.
Así pasó mi vida, conmigo en el
suelo, mientras tú me cortabas las alas.
Y así llegó la muerte, a la que,
cansada, recibí con ganas.
Y así llegó la muerte que, para
mí, era solo otro “game over”
Solo que, esta vez, el perder no
me importaba.
Alicia Ping Palazuelos 3º
ESO B
FINALISTAS
Y ahí estaba yo, descansando
sobre el escritorio. Después de todo, tanta tranquilidad se me hace extraña.
Después de tantos viajes intentando reflejar la perfección de aquellos sitios y
tantas partes de mí arranadas por no conseguirlo, después de la decepción de
quien me admiraba por no poder ser como él quería. Arrugado, por aquellas
noches de lluvia en las que le venía la inspiración en aquel banco en medio de
la plaza, porque todo es más bonito bajo la luz de la luna. Todavía siguen en
mí las manchas de café que le mantenían despierto en las madrugadas.
Tantos momentos juntos para que,
ahora que me he acabado, me dejes tirado:
EL CUADERNO DE UN ARTISTA.
Salma El Allouchi 3º
ESO B
Yo llegaba a casa de currar.
Cansado. Harto. No era lo que más me gustaba hacer pero nos daba para vivir. Me
metí en el baño, me lavé la cara y fui al salón. Te vi. Me miraste y sonreíste,
abriendo los brazos. Como cada día. Cada noche. Suplicaste mis dedos. Te los di
como si nunca hubieran sido míos. Ellos te hacían sonar. Reías. A veces
llorabas y gemías. Otras roncabas y me gritabas, llena de ira y de pasión. No
parabas hasta que me sangraban cada una de las yemas de los dedos de mi mano
izquierda. Y yo no te dejaba parar hasta que ocurría.
Eso era mi hogar.
Pero no fue fácil llegar a ese
punto contigo. Al principio me sentaba a tu lado a observarte. Pero no te
observaba, Intenté olerte. Pero no podía. Hasta que un día probé a escucharte.
Y por error descubrí que podía controlarte. Así empecé a tocarte.
Y así me acogiste, me diste
cobijo.
Me regalaste la voz que no yo
tenía.
Me enseñaste a hablar
Así empecé a sentir.
Manuel González 4º ESO
B
Debajo de la cama hay un
niño…dijo el monstruo
Sara Senso 4º ESO A
¿Ahora qué hago? Me pregunté.
Todo el público observaba y esperaba ansiosamente algún movimiento. Se apagaron
las luces y se creó la tensión. El ligero murmullo de un grupo de jóvenes cesó.
No debería haber pasado esto, fue un error de cálculo haberme terminado las palomitas,
pero por fin, tras largos instantes, empezó la película.
Sara Rodríguez 4º ESO A
Efectivamente, Caperucita era una
niña. No hay lobo, sino hombre. No hay bosque, hay ciudad. Con esto tenemos que
un hombre se come a una niña en algún punto de la ciudad. Pero esto no es así.
Sigamos traduciendo a la realidad. No se la come, sino que le roba algo. Le
roba sus derechos, su dignidad. En el cuento Caperucita se salva y el lobo lo
paga. Pero esto no es un cuento, sino una realidad. La niña la paga y el hombre
se salva.
Miriam Eghianruwa 4º
ESO A
Vaffanculo
Se había encerrado en el baño.
Oía golpes en la puerta. Probablemente ya se hubieran percatado de que estaba
allí y quisieran echarle el guante. Se preguntó si valía la pena hacerlo,
Posiblemente sí: esa cifra era exagerada. Ya no había vuelta atrás, así que se
dispuso a intentarlo. Se apoyó en el radiador y se elevó. Pasó un brazo primero
y después la cabeza,. Comenzó a oír un fuerte forcejeo en la puerta, así que se
apuró. El marco de la ventana era un tanto estrecho, pero su abdomen consiguió
pasar sin muchos problemas. Solo quedaban las piernas. Hizo un último esfuerzo
y consiguió salir del baño justo en el momento en que el gerente abría la
puerta. Escuchó gritos en italiano mientras huía por el callejón trasero del
restaurante. No era la primera vez que se largaba sin pagar. De todas formas,
la cita no valía la pena.
Marius Circau 4º ESO A
CATEGORÍA 1º Y 2º DE BACHILLERATO
GANADORES
Cuando miré la ventana vi algo que me sorprendió. Era demasiado incierto, me desconcertaba, me asustaba. Maldita ventana aquella que me mostró mi propio reflejo.
Jorge Bolaños 1º Bachillerato
Y me fallaste, o follaste, ya no lo recuerdo. Las cosas
malas se olvidan rápido.
Andrea Partida 1º
Bachillerato A